domingo, 6 de marzo de 2011

Tiempo o Libertad

Vivimos en un mundo -mejor dicho en una sociedad, porque el mundo es muy grande y las sociedades o realidades muy distintas- ... Vivimos en una sociedad, que nos sumerge en una cotidianidad accelerada, sin tiempo para pararnos a reflexionar, llevándonos a creer que es más fácil dejarnos llevar por el caudal del río, que agarrarnos a un troco luchando contra corriente mientras decidimos si ese río es realmente el nuestro, el que queremos recorrer, para llegar a una orilla en concreto o simplemente para nadar.

En esta vida accelerada, envuelta de posesiones materiales, pasamos a pensar que el bien más preciado es el tiempo.
¿El tiempo?, pero... ¿el tiempo para qué?
El tiempo para hacer lo que nos apetezca, para pensar en nosotros mismos, para intentar ser nosotros mismos...
Pero entonces... ¿es realmente el tiempo el bien más preciado o es quizás la libertad?
La libertad como individuos, para pensar, hacer, opinar, compartir...

¿Por qué, actualmente, hay tantos divorcios entre parejas o distanciamientos entre familiares o amistades de toda la vida? ¿Realmente se acabó el amor o no será quizás que las personas evolucionan de manera distinta y se apuesta por la libertad para elegir, compartir y experimentar, formas distintas de relación?
¿Cambiamos el compromiso por la libertad?

La libertad, el bien más preciado.
Sentirse libre, no tiene precio y cuando lo experimentas o decides apostar por experimentarlo, es muy difícil echar marcha atrás.

La libertad de la forma más pura, desgraciadamente y afortunadamente, la mejor sensación que uno puede experimentar en la vida.
Y digo desgraciadamente, porque no todas las personas nacen con la misma facilidad por conseguirla.
Y digo desgraciadamente, porque para lograrla individualmente, a veces nos vemos obligados a sacrificar algunos sueños, amores o amistades.
Y digo desgraciadamente, porque para alcanzarla como un bien común, normalmente se quedan por el camino, muchas vidas inocentes e ilusionadas.

Pero digo, afortunadamente, porque la libertad, es el mejor río por el que navegar.