Contra la Violencia de Género en todas sus formas, tanto la física como la psicológica.
La física se esconde tras unas gafas de sol, la psicológica, tras una falsa sonrisa. Pero ambas, igual de dolorosas. En las dos, el peor dolor surge de dentro. Des de la incomprensión. Desde la injusticia. Desde la falta de autoestima. Después de un trabajo exhaustivo contra la víctima, ésta se encuentra sin opinión, sin identidad, sin valores, sin fuerzas. Deseando que algun día todo se acabe. Posteriormente, pasando a desear que al menos se reduzca en frecuencia. Para finalmente, tan sólo respirar vegetando.
A esas personas inmaduras e inseguras, que se creen personas pero que son entes enloquecidos, que trasladan sus miedos sobre otras personas para esconderlos y hacer prevalecer su fuerza física o sus palabras, apagando la luz de su víctima....A esas personas, debemos detenerlas, debemos cortar su egocentrismo, debemos apagar su poder. Debemos señalarlos, sin miedo. Debemos evidenciar su conducta con nuestra valentía, aun a pesar, de quedar retratados en una sociedad que se mira el ombligo.
Las víctimas se sienten solas -lo viven solas-. Pero no lo están. Todas tienen família, amigos, centros de atención... Pero la vergüenza les consume. Y aquel respeto que no reciben como víctimas, lo divulgan hacía los suyos. Hacía sus hijos, sus padres, sus hermanos, sus amigos...
Lo viven solas en su propia cárcel, donde la persona que amaron e incluso aún aman, es justamente su carcelero.
Rompamos esas cadenas.
Las víctimas que hablen de sus manillas.
Los cercanos a las víctimas, que pregunten por esas "marcas".
O mejor quizás, en orden inverso: preguntemos primero, porque la víctima vive encerrada y privada de Palabra.
Preguntemos, e incluso opinemos, e incluso aconsejemos.
Sí. Y muy a pesar de la elevada probabilidad de deterioro de la relación con la víctima. Arriesguemos la relación, arriesguemos el vínculo, arriesguemos la amistad, por esa persona querida. Ella ya no es dueña de su vida, se la tomaron en préstamo y jamás será devuelta.
Que las víctimas se dejen aconsejar por los suyos, que aún mantienen prespectiva y objetividad. Durante un tiempo, creerán que su vida abrá pasado a ser controlada por ellos, los suyos, pero luego con el tiempo comprobarán, que con acierto, vuelven a tener opciones, recuperarando su vida, porque antes ya estaba del todo perdida... exiliada en otro país donde gobierna la dictadura del carcelero.