Una vida nueva. Esto es lo que parecen buscar unas familias rusas que le dan la espalda al dinero para volver a habitar pueblos abandonados y rurales, construyendo piedra a piedra una ecocivilización. Han abandonado el materialismo soviético y el nuevo capitalismo ruso para venerar a la diosa naturaleza.
Los niños juegan, saltan, se divierten... algo nada especial si no fuera porque pueden hacerlo durante todo el día: no van a la escuela. Sus padres tampoco van a la oficina, sino que talan madera, encienden hogueras, construyen casas y las tiendas de campaña de la estepa. Sus madres se dedican a las tareas cotidianas del ama de casa, pero sin agua corriente ni electricidad.
No hay reglas de vida, ni leyes específicas en esta comunidad aldeana. Sólo una reunión general cada viernes para la que se desaconseja tanto el alcohol como el tabaco.
Los inviernos suelen ser largos, la vida es dura y todo se mantiene en lo ecosostenible: la energía es solar, el agua potable proviene de los ríos, la calefacción se prende con madera y la comida proviene de los huertos.
La meta final de estos ecoaldeanos es hacerle un corte de mangas a la sociedad rusa actual, donde ya no hay ética y lo único que cuenta es el dinero.
Katie Breen.
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Los humanos.
¿Somos tan desastrosos como especie que creemos ser mejores desafiando a la Evolución?
Y en hacerlo a una velocidad vertiginosa, rompiendo la cadena biológica, ¿sólo podremos seguir existiendo si volvemos al pasado? ¿Tendremos que empezar de nuevo?
¿Las mujeres rusas se habrán dado cuenta que su evolución dentro del sistema ha sido un timo? ¿Se habrán percatado que su desarrollo profesional consiste en hacer lo mismo que antaño y además, trabajar fuera de casa?
Una vida nueva. Una vida rural.
¿Será una opción de vida o quizás lo único que nos salve? ¿Tendremos que echar marcha atrás? ¿Huiremos de la ciudad al campo? ¿Tendremos que hacer el mismo camino que nuestros abuelos, pero en sentido contrario?
Mi abuela, si estubiera viva, alucianaría. O quizás no. Era muy lista.
Posiblemente... si se lo pudiera explicar... simplemente me miraría... mostrándome una cariñosa e irónica sonrisa.